Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina

Déficit de hierro sin anemia: el rol del laboratorio en la detección temprana

 

El déficit de hierro continúa siendo uno de los trastornos nutricionales y hematológicos más prevalentes a nivel global. Sin embargo, una proporción significativa de los casos se presenta sin anemia manifiesta, lo que convierte al laboratorio clínico en un actor clave para la detección temprana.

En estos escenarios, los valores de hemoglobina pueden permanecer dentro del rango de referencia, mientras que los depósitos de hierro ya muestran depleción o disfunción. Este cuadro, conocido como deficiencia de hierro sin anemia (non-anaemic iron deficiency, NAID), tiene impacto clínico relevante: puede asociarse a disminución de la capacidad funcional, alteraciones cognitivas, fatiga no explicada y menor calidad de vida, incluso antes de que la anemia se instale.

Más allá de la hemoglobina: la importancia del enfoque integral

La literatura científica coincide en que la evaluación aislada de la hemoglobina no es suficiente para descartar ferropenia. Pasricha subraya que NAID es frecuente en mujeres en edad reproductiva, adolescentes, adultos mayores y personas con inflamación crónica, condiciones en las que la detección puede pasar inadvertida si no se amplía el panel de estudio.

En este contexto, la ferritina sérica sigue siendo el marcador más utilizado para estimar depósitos de hierro. Sin embargo, su utilidad diagnóstica puede verse limitada debido a su comportamiento como reactante de fase aguda. Ante la presencia de inflamación, infección, enfermedades crónicas o adiposidad aumentada, la ferritina puede elevarse independientemente del estado real de los depósitos.

Como consecuencia, los valores dentro del rango normal -o incluso elevado- no descartan una deficiencia subyacente, especialmente cuando coexisten marcadores inflamatorios elevados. Camaschella propone interpretar la ferritina en conjunto con otros parámetros, enfatizando un enfoque multidimensional.

Marcadores complementarios: precisión diagnóstica en el laboratorio

Para mejorar la exactitud diagnóstica, se recomienda integrar indicadores del metabolismo del hierro que permiten diferenciar entre deficiencia verdadera, deficiencia funcional e inflamación:

• Saturación de transferrina (TSAT): útil para evaluar el hierro circulante disponible. Valores <20% son sugerentes de déficit.
• Receptor soluble de transferrina (sTfR): menos afectado por la inflamación, refleja demanda celular de hierro. Su elevación es indicativa de ferropenia verdadera.
Índice sTfR/ferritina: combinación que mejora la sensibilidad diagnóstica, especialmente en contextos de inflamación.
Hepcidina: marcador emergente que aporta información sobre la regulación de hierro; niveles bajos suelen acompañar la deficiencia.
CHr (contenido de Hb reticulocitaria): valioso para detectar alteraciones tempranas en la eritropoyesis por falta de hierro.

Este abordaje integral permite identificar NAID antes de que la anemia se establezca y contribuye a orientar decisiones clínicas más precisas, incluyendo suplementación, estudios adicionales o control de causas subyacentes.

Implicancias clínicas y necesidad de seguimiento

La evidencia describe que la deficiencia de hierro sin anemia puede afectar funciones cognitivas (atención, memoria de trabajo), aumentar la fatiga y reducir la capacidad física incluso en ausencia de anemia establecida. Detectarla oportunamente permite prevenir la progresión hacia anemia ferropénica y mejorar la calidad de vida de pacientes susceptibles.

El seguimiento periódico, especialmente en poblaciones de riesgo, se vuelve fundamental. El laboratorio tiene un rol central en este proceso, asegurando interpretaciones ajustadas al contexto clínico y a las variaciones fisiopatológicas que afectan los biomarcadores del hierro.